Contaba ayer JL una rocambolesca historia de policías buenorros y aparcadores-en-lineas-amarillas que me ha hecho recordar esa vez que la grúa me ROBÓ mi pobre Clío de su perfecto y legal aparcamiento.
Allí estaba yo, 5 de la mañana, mirando el cambio de mi pequeño por una impertinente y atropellada pegatina naranja. Joder. Hay que ser cabrón. Si estaba bien aparcado! TAXI!!! Lléveme a casa por 5 euros que no estoy de humor para discutir y me voy a guardar las palabras para vomitarlas todas mañana en el Servicio de Grúas Municipal.
Y allí que me presenté, 4 cafés y 8... o 10 horas después dispuesto a arrancarle las cejas pelo a pelo al primero que se me pusiera por delante. Con lo que no contaba era con encontrarme en la ventanilla del susodicho servicio a ese pedazo de morenazo de unos 27 años con unos ojos verdes llenos de pestañas y esa camiseta 2 tallas menor de la que todavía me acuerdo. ¿90 euros? ¿Te puedo pagar con tarjeta? Gracias, muy amable, de verdad... que pena que seamos unos irresponsables y tengas que trabajar un domingo...