FELIZ DÍA DEL ORGULLO A TOD@S.
OS DEJO CON DREW.
Segunda versión de este blog que no pretende más que dar rienda suelta a mis pensamientos, vivencias y ocurrencias de última hora. Por supuesto, tod@s invitados. Y no... mi padre no lo sabe.
A ver qué te parece esta iniciativa: una vez los homosexuales podamos casarnos sería muy bonito mandar invitaciones de boda a Benigno Blanco, a Cristina López Schlichting, a Rouco Varela, a Reig Pla, a Acebes, a Zaplana, a Ana Botella, a Trillo, a Cotino (cuyo padre se dice que bebía mucho y cuya madre tuvo, a falta de cariño, la mala costumbre de sobreprotegerlo) y a todos los obispos y peperos que no respetan la libertad ni la democracia. Claro, al final vendría la letra pequeña aclarando el simbolismo de la misiva.
Don Aquilino Polaino (paso de hacer comentarios de su nombre de personaje de cómic porque no quiero caer en la bloggo-basura), psicólogo catedrático de la Universidad CEU San Pablo y contratado por el PP para dar una charla en el Senado, ha dicho entre otras lindeces que los gays somos unos enfermos. Así que yo creo que cada uno de los afectados por esta plaga deberíamos decirle lo que pensamos. Y ¡qué mejor medio que el correo electrónico? Pues venga, animaos que muchos ya lo hemos hecho: apolaino.fhum@ceu.es
¿Acaso creías que no iba a decir nada acerca de la manifestación de mañana? Si, ya sé que debería racionalizar las ideas que me joden para analizar si realmente suponen un problema, pero me es imposible racionalizar la idea de que un grupo de intolerantes se echen a la calle para luchar CONTRA los derechos de las PERSONAS. Y no le des más vueltas porque es lo que es. Que se manifiesten contra el hambre que es un problema real. O contra los maltratadores, o contra los pederastas. Pero no, es mejor luchar contra la igualdad, no sea que dentro de poco los maricones queramos también ser curas. Ah... ¿que ya los hay? Ah... ¿que por eso tienen miedo? ¿miedo a que se casen dos curas, dos obispos, dos monjas? Pero tendría que ser por lo civil ¿no? Uy que lío!
Estoy aprendiendo a decir que no, a recibir críticas sin sentirme ofendido o cuestionado, a verme por la tele, a ver la vida rodeado de notas musicales que me hagan sentir vivo, a abrazar a los que quiero y a llamar a mi madre todos los días. Estoy aprendiendo a ser yo y acepta que te va a costar adaptarte a esta nueva situación.