El doctor Antonio Bellver del Centro de Salud del barrio de Benimaclet aquí en Valencia me preguntó el sábado ante un dolor en el pecho (ansiedad, según me diagnosticaron más tarde) si era homosexual. Como estamos en el siglo XXI y además yo no soy de mentir, le dije mirándolo con cara de extrañado que si. Su respuesta, sacando el mejor tono despreciativo que encontró fue “ah, como me has dicho antes que no eras un grupo de riesgo...”. Como tampoco soy de callarme le respondí que aún así, no pertenecía a ningún grupo de riesgo. Fijó sus ojos en los míos con una cara entre deseo y asco... así que me levanté, me fui y me puse a preparar una carta al periódico, al jefe de área de dicho Centro de Salud, a la Consellería de Sanidad y a algún que otro colectivo de gays y lesbianas.