Estoy vago. Tan vago que no me apetece ni prepararme un café, ni siquiera pedirte que me lo prepares porque eso significaría discutir y no tengo ganas. No quiero levantarme de la cama ni darle de comer a la gata, ni llamar a mi jefe para decirle que hoy no trabajo. No tengo fuerzas para estudiar y me siento como Martirio cuando decía que necesitaba una pastilla para ponerse a funcionar.
Dedicado a la memoria de Jose María Lopez-Menchero Moraga, asesinado el 11 de marzo de 2004.
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