Finalmente salieron. Al rato, se despidieron. Esa fue la sensación causada. Un concierto más, un grupo menos. Esperanzas puestas en balde. Nada que hacer. Joder, vaya mierda. No iba a ser sincero, era su amigo. Tampoco podía mentir, se le notaba demasiado. Tío, vocaliza! Pero el problema estaba más allá. Buenos intérpretes, malos músicos. Para ser respetado tienes que crear, tienes que impactar, tienes que asustar. Nunca se lo podría decir y se fue a casa con más dolor de alma que de garganta.
Dedicado a la memoria de Teresa González Grande, asesinada el 11 de marzo de 2004.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home