Cuando la psicóloga se dio cuenta de que en la terraza de enfrente de su aula de terapia para drogadictos estaba poblada por más de una docena de plantas de marihuana, decidió poner cortinas opacas para evitar que su visión interfiriera en los enfermos. El grupo quedó disuelto a los tres días.
Dedicado a la memoria de Beatriz Díaz Hernández, asesinada el 11 de marzo de 2004.
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