Cada vez que suena el teléfono en mi despacho juego a adivinar si la llamada es para mí o para mi compañera, que tiene su rinconcito al lado y compartimos línea. Y he llegado a dos conclusiones. La primera es que mi trabajo me aburre y la segunda, que posteo demasiado sobre ella.
Dedicado a la memoria de Sergio de las Heras Correa, asesinado el 11 de marzo de 2004.
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