Acompañó a su madre y a su tía de compras por toda la ciudad. Tiendas de ropa, de bolsos, de licores, de libros. Lo compraban todo, como si fuera la primera vez que estaban en España. Él estaba agotado, era sábado y quería ahorrar energías para la noche. Decidió dejarlas solas cuando, aquejadas de dolor de pies, decidieron entrar en una zapatería a cambiarse de calzado.
Dedicado a la memoria de Tinka Dimitrova Paunova, asesinada el 11 de marzo de 2004.
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