Me vestí corriendo porque no me apetecía abrir la puerta en slips para oír las quejas que algún vecino querría hacerle al presidente de la comunidad. Y allí estaba él... o mejor dicho Él. No, no me interesa vender el piso, gracias. Okay, si cambiás de opinión, namás llamame. Cerré la puerta y todas mis fantasías sexuales protagonizadas por comerciales argentinos me recordaron que seguía haciendo calor.
Dedicado a la memoria de María Inmaculada Castillo Sevillano, asesinada el 11 de marzo de 2004
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