Cuando me diste esa extraña fruta su aspecto me inquietó. Era una granada, fea por fuera, preciosa por dentro. La probé y su amargor me hizo temblar y pensar en que nunca la debería haber probado. Me tropecé y sin poder dar ni un sólo giro en espiral, me golpeé la garganta quedando tres días en cama con la única compañía del cartero de Neruda.
Dedicado a la memoria de Stefan Budai, asesinado el 11 de marzo de 2004.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home