Para Troy la importancia de la vida residía en vivirla como él quería aunque le dieran patadas y muchas veces se pusieran en entredicho unas expectativas que no estaban demasiado claras. Dejado, pegado a una guitarra, muchas veces colocado pasaba horas en el sofá de su casa esperando quién sabe qué.
Dedicado a la memoria de Alberto Arenas Barroso, que no podrá volver a escuchar My Sharona porque el 11 de marzo de 2004 acabaron con su vida.
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