En las fiestas patronales de la ciudad de las extrañas esculturas todos los años actúan la misma orquesta desafinada, el mismo grupo de teatro fundado durante el franquismo pero ya sin subvenciones y los mismos mimos con maquillaje corrido. El artista local prepara una exposición que todos acuden a contemplar y alabar al ritmo de los mismos petardos disparados por los hijos de los pirotécnicos pioneros. Y para el fin de fiestas todos los vecinos se acercan a la plaza principal y gritan lo mismo. Y no se cansan.
MI PADRE NO LO SABE
Segunda versión de este blog que no pretende más que dar rienda suelta a mis pensamientos, vivencias y ocurrencias de última hora. Por supuesto, tod@s invitados. Y no... mi padre no lo sabe.
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