A veces me siento como un gato atropellado en mitad de la autopista. Muerto, sin dolor que padecer. Y coches y más coches pasando por encima de mí, conductores disfrutando en silencio y con cara de asco pero sin poder evitar aplastarme más. O sin querer. Pero yo no ya sufro. Estoy muerto.
MI PADRE NO LO SABE
Segunda versión de este blog que no pretende más que dar rienda suelta a mis pensamientos, vivencias y ocurrencias de última hora. Por supuesto, tod@s invitados. Y no... mi padre no lo sabe.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home