Desde encima de la pantalla del ordenador me mira y no deja de sonreír. Me gusta cómo lo hace, con la boca muy abierta y los ojos achinados. Sentado, con esa pose de paz que algún día podré sentir yo también. Y aguanta mis preocupaciones, mis cabreos, mis momentos de trabajo compulsivo y mi pereza sin dejar de sonreír.
MI PADRE NO LO SABE
Segunda versión de este blog que no pretende más que dar rienda suelta a mis pensamientos, vivencias y ocurrencias de última hora. Por supuesto, tod@s invitados. Y no... mi padre no lo sabe.
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