El insomnio y yo nos llevamos muy bien desde que éramos pequeños. Somos buenos amigos y aunque hay largas temporadas en las que no nos vemos, cuando estamos juntos no nos separamos en días. Hasta que llegan los sueños de visita y él prefiere irse porque no los traga. Yo me llevo regular con los sueños. Son demasiado crueles conmigo y el insomnio me habla fatal de ellos, dice que son muy raros. Luego está la noche, que se porta estupendamente tanto con los sueños como con el insomnio. La noche es tan diplomática que cuando me besas, se gira para no incomodar.
MI PADRE NO LO SABE
Segunda versión de este blog que no pretende más que dar rienda suelta a mis pensamientos, vivencias y ocurrencias de última hora. Por supuesto, tod@s invitados. Y no... mi padre no lo sabe.
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